Imagina que una empresa afirma que sus productos son súper amigables con el medio ambiente, pero en realidad no lo son. A esto se le llama “greenwashing”. Un ejemplo de esto son los vasos que dicen ser biodegradables, pero que en realidad contienen plástico, o cuando los productos están etiquetados como “reciclables” pero no existe un programa de reciclaje efectivo, y terminan como basura.
¿Por qué es un problema?
El greenwashing engaña a las personas que buscan consumir productos ambientalmente responsables. Muchas veces, las empresas lo hacen para vender más productos, posicionarse en el mercado, o simplemente para no “quedarse atrás” de su competencia. Pero al final, no están ayudando realmente o lo hacen de manera superficial, dejando un impacto mínimo.
¿Cómo podemos evitarlo?
- Investiga: Antes de comprar algo, busca información sobre la empresa y sus productos. Verifica que la información que compartan sea trazable y transparente.
- Lee las etiquetas: Asegúrate de que las etiquetas ecológicas sean de organizaciones confiables. Aquí tienes tres ejemplos de etiquetas confiables:
- Etiqueta Ecológica de la Unión Europea (EU Ecolabel)
- Ángel Azul (Blauer Engel)
- Cisne Nórdico (Nordic Swan)
- Pregunta: No tengas miedo de preguntar a las empresas sobre sus prácticas ecológicas.
¿Cómo podemos ayudar como sociedad?
- Educar: Enseñemos a otros sobre el greenwashing para que no caigan en la trampa.
- Apoyar: Compremos productos de empresas que realmente cuidan el medio ambiente.
- Exigir: Pidamos a las empresas que sean honestas y transparentes sobre sus prácticas.
En Comunal, buscamos que tus proyectos maximicen su impacto y que los resultados puedan ser medibles, trazables y transparentes. Juntos, podemos cuidar nuestro planeta de verdad.
Para las empresas, no solo debería ser una exigencia competitiva, sino también un medio de contribuir a crear un mundo mejor. La responsabilidad ambiental debe ser una prioridad genuina y no solo una estrategia de marketing.